Carta a no sé quién.
-
- He probao.. y me ha gustao
- Mensajes: 124
- Registrado: Mar, 30 Jul 2024, 12:10
Carta a no sé quién.
A ti, que aunque no sé quién eres va dirigida esta carta, con ella quiero decirte que deseo ser tu sparring y a tu lado experimentar la sensualidad y el morbo entre machos llevados al límite. Incluso traspasar tales límites. Decirte que quiero sentir a tu lado el placer de múltiples e incontrolables maneras de correrme. Sentir como mi cuerpo entre espasmos pierde el control de sí mismo y como con la respiración entrecortada todo mi cuerpo grita no puedo más y se abandona a su suerte.
Hasta ahora lo más parecido a estos encendidos deseos, es lo sucedido hace ya algún tiempo entre un tío de cuarenta y pocos años y yo, que en un escueto resumen te detallo a continuación.
En sí mismo aquel tío era ya el morbo y la sensualidad personificada, con su buen par de pelotas, que me sorprendió nada más bajarse los calzoncillos, y su rabo, que en principio parecía de lo más normal, pero que en cuanto desplegó todo su potencial resultó ser un cipote gordo y de excelente tamaño.
Después de un largo preámbulo en el sofá, donde no quedó un solo milímetro de nuestros cuerpos sin explorar por nuestros nabos, nuestros dedos y nuestras manos, acabamos los dos de rodillas en el suelo, entre una mesa auxiliar y el mencionado sofá, los dos en pelotas, los dos empalmados, los dos mirándonos a los ojos el uno a otro, los dos empezamos a pajearnos cada cual su cipote. El rítmico subir y bajar de nuestras manos a lo largo de nuestras pollas, cada vez más frenético hizo que el otro disparase primero sus chorros de leche, leche que yo haciendo un cazo con mi mano recogí de mi pecho, de mi vientre, de mi cara y de mi cuello y que como si fuese un bálsamo lo apliqué a mi cipote y con la leche del otro entre mis dedos continúe masturbándome, más fuerte, más deprisa. Que delicia, querido desconocido, aspirar su olor cada vez más penetrante y ver como se iba formando espuma en aquella lefa que cubría mi polla al ser batida con mi mano.
Pero llegó el momento en que yo ya no aguantaba más y entre las palabras de ánimos que profería el otro y mi mano que apenas se distinguía por la velocidad que llegó a alcanzar al pajearme, sudando, gimiendo, de rodillas y encorvado, con un solo disparo descargué toda mi leche, que se estampó en la tapicería del sofá, que estaba a más de un metro de distancia.
Con el embriagador aroma a lefa que inundaba toda la estancia, abrazados los dos y entre sonoras carcajadas de plena satisfacción, querido desconocido, acabó aquel encuentro lleno de morbo y sensualidad entre machos.
Espero y deseo llegar a más contigo.
Un afectuoso saludo.
......................................................................................................................................................................................
Carta a no sé muy bien quién.
Aunque este texto no es en sí mismo un relato, si es una carta con dos preguntas relacionadas con el tema relato, dirigida no a los Reyes Magos sino a no sé muy bien quién y por si acaso alguien me las puede contestar. Y es que veo con congoja, con hipidos de pena, ¡Hip! ¡Hip!, lo siento pero no puedo remediarlo, y casi con lágrimas rodando cuesta abajo por mis mejillas, como buenos, buenísimos relatos, también malos, que haberlos hailos, llenos de morbo e ingenio y que han supuesto un esfuerzo para sus autores acaban despeñados por el barranco del olvido.
Por tanto mis preguntas son:
¿Por qué cuando los relatos pasan a la página tercera terminan desapareciendo?
¿Por qué no se van agregando páginas como ocurre en el apartado Ahora o Mas tarde, por ejemplo?
Y estas preguntas las hago como interesado, porque tengo varios relatos y me dolería ver como mueren prematuramente sin haber sido exprimidos al máximo. Salvo que yo, o cualquiera, los rescate in extremis agregando un comentario y de ese modo vuelvan al primer puesto, cosa que he hecho con el primero que publiqué. ¿Tendré que hacer lo mismo con todos? Pues de momento creo que tengo ocho o nueve relatos circulando, no sé si voy a tener cabeza y tiempo para hacer tantos comentarios.
Muchas gracias.
Un afectuoso saludo a Melchor, Gaspar y Baltasar, también a Paco, Pepe, Juan…
Hasta ahora lo más parecido a estos encendidos deseos, es lo sucedido hace ya algún tiempo entre un tío de cuarenta y pocos años y yo, que en un escueto resumen te detallo a continuación.
En sí mismo aquel tío era ya el morbo y la sensualidad personificada, con su buen par de pelotas, que me sorprendió nada más bajarse los calzoncillos, y su rabo, que en principio parecía de lo más normal, pero que en cuanto desplegó todo su potencial resultó ser un cipote gordo y de excelente tamaño.
Después de un largo preámbulo en el sofá, donde no quedó un solo milímetro de nuestros cuerpos sin explorar por nuestros nabos, nuestros dedos y nuestras manos, acabamos los dos de rodillas en el suelo, entre una mesa auxiliar y el mencionado sofá, los dos en pelotas, los dos empalmados, los dos mirándonos a los ojos el uno a otro, los dos empezamos a pajearnos cada cual su cipote. El rítmico subir y bajar de nuestras manos a lo largo de nuestras pollas, cada vez más frenético hizo que el otro disparase primero sus chorros de leche, leche que yo haciendo un cazo con mi mano recogí de mi pecho, de mi vientre, de mi cara y de mi cuello y que como si fuese un bálsamo lo apliqué a mi cipote y con la leche del otro entre mis dedos continúe masturbándome, más fuerte, más deprisa. Que delicia, querido desconocido, aspirar su olor cada vez más penetrante y ver como se iba formando espuma en aquella lefa que cubría mi polla al ser batida con mi mano.
Pero llegó el momento en que yo ya no aguantaba más y entre las palabras de ánimos que profería el otro y mi mano que apenas se distinguía por la velocidad que llegó a alcanzar al pajearme, sudando, gimiendo, de rodillas y encorvado, con un solo disparo descargué toda mi leche, que se estampó en la tapicería del sofá, que estaba a más de un metro de distancia.
Con el embriagador aroma a lefa que inundaba toda la estancia, abrazados los dos y entre sonoras carcajadas de plena satisfacción, querido desconocido, acabó aquel encuentro lleno de morbo y sensualidad entre machos.
Espero y deseo llegar a más contigo.
Un afectuoso saludo.
......................................................................................................................................................................................
Carta a no sé muy bien quién.
Aunque este texto no es en sí mismo un relato, si es una carta con dos preguntas relacionadas con el tema relato, dirigida no a los Reyes Magos sino a no sé muy bien quién y por si acaso alguien me las puede contestar. Y es que veo con congoja, con hipidos de pena, ¡Hip! ¡Hip!, lo siento pero no puedo remediarlo, y casi con lágrimas rodando cuesta abajo por mis mejillas, como buenos, buenísimos relatos, también malos, que haberlos hailos, llenos de morbo e ingenio y que han supuesto un esfuerzo para sus autores acaban despeñados por el barranco del olvido.
Por tanto mis preguntas son:
¿Por qué cuando los relatos pasan a la página tercera terminan desapareciendo?
¿Por qué no se van agregando páginas como ocurre en el apartado Ahora o Mas tarde, por ejemplo?
Y estas preguntas las hago como interesado, porque tengo varios relatos y me dolería ver como mueren prematuramente sin haber sido exprimidos al máximo. Salvo que yo, o cualquiera, los rescate in extremis agregando un comentario y de ese modo vuelvan al primer puesto, cosa que he hecho con el primero que publiqué. ¿Tendré que hacer lo mismo con todos? Pues de momento creo que tengo ocho o nueve relatos circulando, no sé si voy a tener cabeza y tiempo para hacer tantos comentarios.
Muchas gracias.
Un afectuoso saludo a Melchor, Gaspar y Baltasar, también a Paco, Pepe, Juan…
-
- He probao.. y me ha gustao
- Mensajes: 128
- Registrado: Lun, 06 Sep 2021, 20:01
Re: Carta a no sé quién.
Relato muy bueno.
-
- He probao.. y me ha gustao
- Mensajes: 124
- Registrado: Mar, 30 Jul 2024, 12:10
Re: Carta a no sé quién.
Carta a ti
A ti mi follamigo por un rato me dirijo.
A ti que por retenerte a mi lado utilicé el vocablo amor en todas sus variantes.
Y como mis esfuerzos a pesar de todo fueron insuficientes, sin descanso escudriñé por el recóndito universo de los pliegues de mi cerebro, e igual que hizo Teseo me adentré en el dédalo de mis recuerdos tratando de hallar otras fórmulas y otros vocablos que de nuevo te empujaran hacia mí.
Soy consciente de que ardua fue la tarea y considerable la competencia, no lo niego, pero te doy mi palabra que luché para conseguirlo.
Persistí en la búsqueda hasta que exhausto grité: Quiero sentir de nuevo tu polla entrando y saliendo de mi boca, de mi culo. Quiero acariciar tus espléndidas pelotas. Quiero que de nuevo te comas mis diecisiete centímetros y pico de rabo gordo y con hermoso capullo. Quiero que de nuevo mientras nos miramos no paremos de pajearnos. Quiero que de nuevo estemos juntos y en pelotas, que nos revolquemos en la cama y disfrutemos como disfrutan los cerdos en el lodazal, que nos sobemos, que nos morreemos. Quiero que de nuevo arrimes tú cipote a mi ojete, y no solo eso quiero sino que además quiero que empujes hasta que de placer me cortes la respiración y me dejes en un perpetuo gemido.
No trato de convencerte, mi amado follamigo, solo pretendo que te des cuenta de lo mucho que te pierdes cada segundo que pasa sin estar conmigo.
En lo más recóndito, en lo más oscuro de mi ser, en mis más encendidos sueños me veo nadando entre los borbotones de tu esperma. Y como el mar rompe contra el acantilado, mis voces que te llaman chocan y se vuelven espuma que se deshacen en la roca inaccesible de tu baluarte.
Deseo que las agujas del reloj retrocedan hasta aquel instante del mes de agosto en el que por la ventana abierta se colaba una pizca de aire, que refrescaba y acariciaba nuestros cuerpos desnudos y sudorosos.
Ambiciono el volver a abrazarte y el volver a jugar al escondite contigo entre los pliegues de mis sabanas. Pero como veo imposible tu regreso, anda y que te den por el culo, que yo dirigiré mis pasos hacia una nueva alborada. Y a ti, aunque me acordaré con cada latido de mi corazón de aquel instante que pasamos juntos, solo decirte que me voy a buscar otro follamigo.
Un saludo y adiós.
A ti mi follamigo por un rato me dirijo.
A ti que por retenerte a mi lado utilicé el vocablo amor en todas sus variantes.
Y como mis esfuerzos a pesar de todo fueron insuficientes, sin descanso escudriñé por el recóndito universo de los pliegues de mi cerebro, e igual que hizo Teseo me adentré en el dédalo de mis recuerdos tratando de hallar otras fórmulas y otros vocablos que de nuevo te empujaran hacia mí.
Soy consciente de que ardua fue la tarea y considerable la competencia, no lo niego, pero te doy mi palabra que luché para conseguirlo.
Persistí en la búsqueda hasta que exhausto grité: Quiero sentir de nuevo tu polla entrando y saliendo de mi boca, de mi culo. Quiero acariciar tus espléndidas pelotas. Quiero que de nuevo te comas mis diecisiete centímetros y pico de rabo gordo y con hermoso capullo. Quiero que de nuevo mientras nos miramos no paremos de pajearnos. Quiero que de nuevo estemos juntos y en pelotas, que nos revolquemos en la cama y disfrutemos como disfrutan los cerdos en el lodazal, que nos sobemos, que nos morreemos. Quiero que de nuevo arrimes tú cipote a mi ojete, y no solo eso quiero sino que además quiero que empujes hasta que de placer me cortes la respiración y me dejes en un perpetuo gemido.
No trato de convencerte, mi amado follamigo, solo pretendo que te des cuenta de lo mucho que te pierdes cada segundo que pasa sin estar conmigo.
En lo más recóndito, en lo más oscuro de mi ser, en mis más encendidos sueños me veo nadando entre los borbotones de tu esperma. Y como el mar rompe contra el acantilado, mis voces que te llaman chocan y se vuelven espuma que se deshacen en la roca inaccesible de tu baluarte.
Deseo que las agujas del reloj retrocedan hasta aquel instante del mes de agosto en el que por la ventana abierta se colaba una pizca de aire, que refrescaba y acariciaba nuestros cuerpos desnudos y sudorosos.
Ambiciono el volver a abrazarte y el volver a jugar al escondite contigo entre los pliegues de mis sabanas. Pero como veo imposible tu regreso, anda y que te den por el culo, que yo dirigiré mis pasos hacia una nueva alborada. Y a ti, aunque me acordaré con cada latido de mi corazón de aquel instante que pasamos juntos, solo decirte que me voy a buscar otro follamigo.
Un saludo y adiós.
Re: Carta a no sé quién.
Buena redacción. Este hombre es un artista.
Re: Carta a no sé quién.
Hola, qué pasó contigo, no te gustó la mamada con dentífrico? No volí a saber de ti.
-
- He probao.. y me ha gustao
- Mensajes: 124
- Registrado: Mar, 30 Jul 2024, 12:10
Re: Carta a no sé quién.
Hola mapaxx. La mamada con dentífrico fue fantástica, se la recomiendo a todo el mundo, tampoco está mal el untarse yogur en el cipote.
He estado bastante liado, pero volveremos a pasar otro, y muchos, buenos ratos.
Re: Carta a no sé quién.
Ok, lo dejo de tu mano. Cuidate.
-
- He probao.. y me ha gustao
- Mensajes: 124
- Registrado: Mar, 30 Jul 2024, 12:10
Re: Carta a no sé quién.
Carta a los mareantes
Queridos mareantes, para mí, y creo que para muchos, es difícil de entender vuestra forma de pasar un buen rato. Por favor, mareante, explícame dónde encuentras tú el placer en tenerme durante horas esperándote para que me comas la polla y los huevos y al final no acudas.
Te he dicho mi dirección. Y mi número de móvil para comunicarnos por W.h.a.t.s.A.p.p. y ni siquiera has tenido la decencia, ni la suficiente valentía de utilizarlo para decirme: “Oye tío no me he presentado porque sólo pretendía reírme de ti.”
Estoy mosqueado porque has jugado conmigo, porque es la segunda vez que me lo haces, porque me has tenido economizando leche para, según me decías, soltarla toda de golpe en tu boca, porque cada vez que esta noche me he empalmado casi me pongo a rezar el rosario para que se me bajara no fuese a ser que me corriera y perdiera parte de mi producción láctea. Y todo pensando en que me esperaba la recompensa de tu boca haciéndome una mamada, de tu mano haciéndome un pajote.
Porque ibas a venir he madrugado, he metido a toda prisa la montonera de platos en el lavavajillas, a pesar del frío he abierto una ventana para que se ventilara la casa, he hecho la cama, me he afeitado, me he duchado y hasta me he cambiado de calzoncillos y me he echado unas cuantas gotas de colonia en la punta del cipote.
Seguramente que si lees esta carta aumentará tu vanidad, pienso que es la forma reprimida que tenéis los mareantes de sentir el placer de dominar. No sabes, mareante, lo que te estás perdiendo, no sabes lo que es tener a un tío a tu lado, los dos en pelotas, haciendo lo que a cada cual más le satisface. Te pondría millones de ejemplo de lo que me gusta hacer a mí con un tío en pelotas a mi lado, pero no merece la pena, tú te lo pierdes. Menos mal que aún somos muchos los que disfrutamos utilizando los cinco sentidos: Vista. Olfato. Oído. Gusto. Tacto.
Un saludo.
Excluyo a los casados, yo también he estado casado, porque sé que a veces es difícil compaginar deseo con tiempo, aunque eso no quita para dar una justificación o hacer lo posible por cumplir con lo dicho.
Queridos mareantes, para mí, y creo que para muchos, es difícil de entender vuestra forma de pasar un buen rato. Por favor, mareante, explícame dónde encuentras tú el placer en tenerme durante horas esperándote para que me comas la polla y los huevos y al final no acudas.
Te he dicho mi dirección. Y mi número de móvil para comunicarnos por W.h.a.t.s.A.p.p. y ni siquiera has tenido la decencia, ni la suficiente valentía de utilizarlo para decirme: “Oye tío no me he presentado porque sólo pretendía reírme de ti.”
Estoy mosqueado porque has jugado conmigo, porque es la segunda vez que me lo haces, porque me has tenido economizando leche para, según me decías, soltarla toda de golpe en tu boca, porque cada vez que esta noche me he empalmado casi me pongo a rezar el rosario para que se me bajara no fuese a ser que me corriera y perdiera parte de mi producción láctea. Y todo pensando en que me esperaba la recompensa de tu boca haciéndome una mamada, de tu mano haciéndome un pajote.
Porque ibas a venir he madrugado, he metido a toda prisa la montonera de platos en el lavavajillas, a pesar del frío he abierto una ventana para que se ventilara la casa, he hecho la cama, me he afeitado, me he duchado y hasta me he cambiado de calzoncillos y me he echado unas cuantas gotas de colonia en la punta del cipote.
Seguramente que si lees esta carta aumentará tu vanidad, pienso que es la forma reprimida que tenéis los mareantes de sentir el placer de dominar. No sabes, mareante, lo que te estás perdiendo, no sabes lo que es tener a un tío a tu lado, los dos en pelotas, haciendo lo que a cada cual más le satisface. Te pondría millones de ejemplo de lo que me gusta hacer a mí con un tío en pelotas a mi lado, pero no merece la pena, tú te lo pierdes. Menos mal que aún somos muchos los que disfrutamos utilizando los cinco sentidos: Vista. Olfato. Oído. Gusto. Tacto.
Un saludo.
Excluyo a los casados, yo también he estado casado, porque sé que a veces es difícil compaginar deseo con tiempo, aunque eso no quita para dar una justificación o hacer lo posible por cumplir con lo dicho.
Re: Carta a no sé quién.
Hola.
No te "apenes". Aunque no te sirva de Consuelo somos más ( no se si muchos) los que sufrimos esa plaga de tontos del culo, y de la boca, que disfrutan jodiendote un rato, una mañana, una tarde o un día....que qué los mueve: la ignorancia, la tontería y la mala leche.
No le deseamos vueltas, hay mucho gilipollas en el mundo y, lo peor, es que se creen graciosos y ocurrentes. Qué pena!!!
No te "apenes". Aunque no te sirva de Consuelo somos más ( no se si muchos) los que sufrimos esa plaga de tontos del culo, y de la boca, que disfrutan jodiendote un rato, una mañana, una tarde o un día....que qué los mueve: la ignorancia, la tontería y la mala leche.
No le deseamos vueltas, hay mucho gilipollas en el mundo y, lo peor, es que se creen graciosos y ocurrentes. Qué pena!!!
-
- He probao.. y me ha gustao
- Mensajes: 124
- Registrado: Mar, 30 Jul 2024, 12:10
Re: Carta a no sé quién.
Toda la razón Julios. Es triste pero es así.
-
- He probao.. y me ha gustao
- Mensajes: 124
- Registrado: Mar, 30 Jul 2024, 12:10
Re: Carta a no sé quién.
Carta a Freud
A ti, amigo Sigmund, como padre del psicoanálisis y creador de la obra La interpretación de los sueños, cuya publicación en 1899 inauguró la teoría freudiana del análisis de los sueños, en la que planteabas que los sueños son una realización alucinatoria de deseos, dirijo esta carta para contarte lo que anoche soñé. Y aunque sé que desde el 23 de septiembre de 1939 es imposible contactar contigo por razones que no hace falta explicar, tú, o tu espíritu, echadle un vistazo, ¡hombre!, y dime qué te parece, dime si mi sueño es una alucinación, un deseo no cumplido, o simplemente una memez.
Tengo que aclararte amigo Sigmund que mi sueño comenzó cuando ya me había dormido, pero antes, hasta caer en los brazos de Morfeo estuve sobándome el rabo, ya sabes, que si tiro del pellejo de mi rabo hacía abajo, que si tiro del pellejo de mi rabo hacía arriba, en fin, lo que hace cualquier tío que se precie cuando se mete solo en la cama. Pero vayamos al asunto, y el asunto es que no sé decirte el tiempo que estuve tirando del pellejo de mi rabo hasta que conseguí dormirme y empezar a soñar, lo que sí sé es que de pronto me vi haciendo un viaje onírico en un tren de largo recorrido, no tanto como el que hace el Transiberiano pero casi.
En mi sueño el viaje comenzaba al romper la mañana. Recuerdo que el ruido y el murmullo en los andenes se mezclaba con la música de Grieg y de Vivaldi. Recuerdo que en los rótulos de la estación ponía Primavera. Recuerdo que aún había disputa entre la noche y el día. Recuerdo que el cristal de la ventanilla mi rostro me devolvía. Era un rostro joven, alegre, optimista, lleno de ilusión, que disfrutaba con cuanto captaban sus sentidos, que gozaba viendo los cuerpos desnudos follando entre matorrales... El jefe de estación hizo sonar su silbato y al ritmo de Sinnerman cantada por Nina Simone el tren comenzó su marcha.
Verdes prados, espesos bosques y floridas navas ante mis sorprendidos ojos desfilaban.
De pronto recorriendo el largo pasillo se oía la voz del revisor que decía: Próxima estación Verano, en la que el tren se detendrá el tiempo que cada uno queramos. La estación Verano pintada de rojos, amarillos y naranjas estaba junto a una playa, donde los rayos de sol en sus aguas se filtraban y la gente en pelotas se bañaba, donde sobre la arena como en una fiesta la gente cantaba, bailaba, pero sobre todo se revolcaba y también como en una descomunal orgia follaba.
De nuevo prados, bosques y navas ante mis ojos desfilaban. Y así, cuando el sol se ponía y las sombras se imponían llegamos a la estación Otoño, pintada en tonos ocres, marrones y castaños. Oscurecía y recuerdo que el cristal de la ventanilla mi rostro me devolvía, era un rostro grave, con algunas arrugas, con tintes de canas en las sienes y con destellos de madurez y experiencia, recuerdo que hacía frío y que el vaho, al empañar el cristal, borró mi rostro de la ventanilla, en ese momento con algo de temor me di cuenta de cuál era la siguiente estación, de modo que con mi dedo índice escribí en el vaho lo que expongo a continuación: Aún me quedan muchos y buenos ratos de morbo y sexo por disfrutar. Recuerdo amigo Sigmund que en ese instante de un brinco me bajé del tren, corrí hasta la farmacia más cercana, me metí en ella y compré un par de kilos de condones y con ellos en los bolsillos me lancé en busca de nuevas aventuras, me adentré por un angosto sendero y a la mitad del camino había un cartel que ponía: A la zona Cruising por aquí.
Y esto es lo que anoche soñé querido Sigmund.
Un abrazo. Tu amigo.
A ti, amigo Sigmund, como padre del psicoanálisis y creador de la obra La interpretación de los sueños, cuya publicación en 1899 inauguró la teoría freudiana del análisis de los sueños, en la que planteabas que los sueños son una realización alucinatoria de deseos, dirijo esta carta para contarte lo que anoche soñé. Y aunque sé que desde el 23 de septiembre de 1939 es imposible contactar contigo por razones que no hace falta explicar, tú, o tu espíritu, echadle un vistazo, ¡hombre!, y dime qué te parece, dime si mi sueño es una alucinación, un deseo no cumplido, o simplemente una memez.
Tengo que aclararte amigo Sigmund que mi sueño comenzó cuando ya me había dormido, pero antes, hasta caer en los brazos de Morfeo estuve sobándome el rabo, ya sabes, que si tiro del pellejo de mi rabo hacía abajo, que si tiro del pellejo de mi rabo hacía arriba, en fin, lo que hace cualquier tío que se precie cuando se mete solo en la cama. Pero vayamos al asunto, y el asunto es que no sé decirte el tiempo que estuve tirando del pellejo de mi rabo hasta que conseguí dormirme y empezar a soñar, lo que sí sé es que de pronto me vi haciendo un viaje onírico en un tren de largo recorrido, no tanto como el que hace el Transiberiano pero casi.
En mi sueño el viaje comenzaba al romper la mañana. Recuerdo que el ruido y el murmullo en los andenes se mezclaba con la música de Grieg y de Vivaldi. Recuerdo que en los rótulos de la estación ponía Primavera. Recuerdo que aún había disputa entre la noche y el día. Recuerdo que el cristal de la ventanilla mi rostro me devolvía. Era un rostro joven, alegre, optimista, lleno de ilusión, que disfrutaba con cuanto captaban sus sentidos, que gozaba viendo los cuerpos desnudos follando entre matorrales... El jefe de estación hizo sonar su silbato y al ritmo de Sinnerman cantada por Nina Simone el tren comenzó su marcha.
Verdes prados, espesos bosques y floridas navas ante mis sorprendidos ojos desfilaban.
De pronto recorriendo el largo pasillo se oía la voz del revisor que decía: Próxima estación Verano, en la que el tren se detendrá el tiempo que cada uno queramos. La estación Verano pintada de rojos, amarillos y naranjas estaba junto a una playa, donde los rayos de sol en sus aguas se filtraban y la gente en pelotas se bañaba, donde sobre la arena como en una fiesta la gente cantaba, bailaba, pero sobre todo se revolcaba y también como en una descomunal orgia follaba.
De nuevo prados, bosques y navas ante mis ojos desfilaban. Y así, cuando el sol se ponía y las sombras se imponían llegamos a la estación Otoño, pintada en tonos ocres, marrones y castaños. Oscurecía y recuerdo que el cristal de la ventanilla mi rostro me devolvía, era un rostro grave, con algunas arrugas, con tintes de canas en las sienes y con destellos de madurez y experiencia, recuerdo que hacía frío y que el vaho, al empañar el cristal, borró mi rostro de la ventanilla, en ese momento con algo de temor me di cuenta de cuál era la siguiente estación, de modo que con mi dedo índice escribí en el vaho lo que expongo a continuación: Aún me quedan muchos y buenos ratos de morbo y sexo por disfrutar. Recuerdo amigo Sigmund que en ese instante de un brinco me bajé del tren, corrí hasta la farmacia más cercana, me metí en ella y compré un par de kilos de condones y con ellos en los bolsillos me lancé en busca de nuevas aventuras, me adentré por un angosto sendero y a la mitad del camino había un cartel que ponía: A la zona Cruising por aquí.
Y esto es lo que anoche soñé querido Sigmund.
Un abrazo. Tu amigo.
Re: Carta a no sé quién.
Genial relato. Gracias por crear y compartir.